domingo, 13 de noviembre de 2011
xsms 4/A. Buzo gris
sábado, 4 de diciembre de 2010
Música
D.C.
domingo, 31 de octubre de 2010
mar'a

Damián Cabrera. 2010
AYER Dios te mira
¿y dónde lo que no se mide?
en Valenzuela dice que
una vena de mar dice que
ipypuku: tiene fondo largo te voy a hacer arrodillar
afuera todo está fechado
yo:
ya era
ya
yo
ya otra vez
*me fui al centro, y compré un traje de buzo de la mesita
martes, 6 de julio de 2010
WANDERLUST: La parte de los avipones
Anónimo
Descubrí a un avipón junto a mi muralla esta madrugada. Yo llegaba de una fiesta y lo encontré abriendo su mochila. Al principio tuve el impulso de salir corriendo, pensé que quizás podría estar armado y temí lo peor. Pero fue al revés. Tomó una aerosol y un papel doblado de su mochila y los bajó junto a mi portón, después se alejó trotando despacio y mirando hacia mí repetidamente. Adivinen... En el papel había un dibujo y un poema. Me sentí como un estúpido, pero empecé a garabatear mi muralla con el aerosol. Estaba borracho, y me parecía hermoso, pero a la mañana siguiente era más bien un desastre... Mis viejos se pusieron como locos, y yo también me quejé un poco para disimular. Esta noche voy a salir a dar una vuelta por ahí, no se asusten si les hago una visita, jejeje.
WANDERLUST: La parte de los avipones
PERO ESTÁ EL OTRO. No hay que llamarle por su nombre. La palabra evoca, y en guaraní, ciertas palabras son demasiado evocadoras, no se dicen, existen, pero se callan. Cuando dicen “I love you” es como decir hola, incluso cuando alguien que no habla inglés lo raya en el pupitre, lo grafitea en una muralla o lo talla en un árbol: Es volátil. No se dice “rohayhu”, no con esa facilidad, es complicado explicar por qué, pero su pronunciación sobrepasa el pudor a lo cursi. No se lo nombra a él tampoco, la perífrasis es necesaria. Karai pyhare, mejor, o decir ése, aquél, lo otro. No se lo nombra porque nombrándolo se lo llama, o se evoca su imagen que en sí ya es demasiada aterrorización. Él no nos contagia el virus de ser él, no podemos ser él, podemos acercárnosle, inclusive, entablar cierta forma de amistad con él, que nunca es plena. Hacerle regalos puede implicar que él nos haga favores, pero una vez que los regalos cesan, es la ira. No lo vemos cabalmente, pero lo presentimos, e intuimos que es feo. Él está ahí.
La carreta cayó al río y mi bisabuela clamó por su ayuda. Éste la arrancó de las aguas y la arrojó a la orilla. Desde entonces, ella le donaba los regalos usuales. Y exigía que se lo respetara.
Pero también se le han atribuido crímenes. Muchas mujeres han relatado brutales violaciones que resultaron en embarazos, en su mayoría abortados; pero se le conocen hijos. “Ivaive pomberora'yfotokópia sédulagui”. Se ha sabido de hombres que recibieron golpizas, encomendadas por algún rival.
He conocido a una señor que solía presentar marcas de golpes en todo el cuerpo. “El pombéro me pegó”, me decía.
¿Pero quién es el pombéro? ¿Es un ser fantástico, un duende omnipresente que vaga por los poblados paraguayos? ¿Es una especie homínida desconocida? ¿Es una etnia ignorada que se refugia en los remanentes de montes junto a los poblados campesinos y en los baldíos de los suburbios? ¿Es el enemigo?
Y ESTÁS VOS.
WANDERLUST: La parte de los avipones
El demoledor, ¡eso era! Mañana a las doce, sí o sí. Y volveré inflamado katuete.
Por la ventana de mi pieza no se ve mucho: Habrá que dar una vuelta por la plaza para verlas imperativas; y puesto que la claustrofobia, y dado el buen comportamiento de la ciudadanía, habrá que intervenir, habrá que provocar un sacudón, por no que el hábito nos acostumbre, o que la costumbre nos habitúe. Mañana, después de obedecer, después de cooperar y las calenturas, voy a inquirir en algo que me inflame katuete.
Hay que verlas blancas, espléndidamente blancas. Me paro en medio de la avenida, en medio del zumbido de motores y luces de la hora pico, y las veo levantadas en torno mío: Murallas. Excluyen, separan, decantan. Se cierran hacia fuera, se imponen sobre la libertad. Más que privación de la vista del otro, implican negación de la visión del otro, negación del otro.
Y ahí veo a los griegos, orgullosos de ser civilizados, de que sus murallas los separasen de los bárbaros. Y se trasluce la ideología de las murallas, lo que han sido a lo largo de la Historia. Lo que está dentro de su circuito nos es privado: El ser, lo bueno, lo seguro, lo bello. ¿Y qué queda afuera?: La barbarie, el no-ser, la violencia, lo feo. Imposición de estatus e intimidad. Ojos que no ven, corazón que no siente es un lugar demasiado común para nuestro gusto.
Lo de mañana será algo sencillo, nada complicado; algo que sirva de práctica y a la vez de iniciación. He empezado con las pedradas para infundirme arrojo, y hasta me he instruido en lo que respecta a la fabricación de bombas caseras, pero intuyo que lo mío va por otro camino. Voy a hacer un grafitti, bastará con una paloma de la paz o alguna boludez como esa, qué sé yo.
Estoy lejos de dar la otra mejilla. Los ladrillos se atiborran en mi boca y los dientes me duelen terriblemente. La masa húmeda de cemento asoma por mi boca, mis cachetes hinchados, mis ojos rojos. Me resulta imperioso retrucar. Pero sin tradición de violencia -con aquellas violencias épicas distorsionadas o proscriptas-, con el concepto de violencia remitido a lo doméstico, a lo delictivo, me propongo recrear la violencia para que hable por lo que creo. Pero no estoy seguro de lo que quiero, los cuestionamientos me atraviesan, porque soy joven y tengo miedo de equivocarme, tengo miedo de que mis contemporáneos me cuestionen, que la historia me cuestione, militante trivial de quién sabe qué. En particular, me perturba eso de pensarme con lástima, de pensar mi dolor como un dolor distinto, casi ennoblecedor. Por eso milito en el anonimato, aunque eso no determina nada. ¿Habría sido más digno militar en el anonimato asqueado por el narcisismo? No importa. Lo cierto es que visibles o invisibles los demoledores están por ahí, agazapados, entablando sus luchas en la intimidad en nombre de un... ¿bien mayor? A estas alturas, más de lo que pueda pensarse de mí, me preocupa lo que pienso yo de todo esto, ahora que he leído tanto y me he vuelto tan escéptico. No sé de dónde tanta rabia, pero sé que debería ser una rabia funcional.
miércoles, 23 de junio de 2010
WANDERLUST: Hay que salir de la isla. Xiru ombokuru La babosa.
Areguá, 29 de Enero de 1945.
Padre Rosales:
Le escribo esta carta con la más pura resignación de una mujer cristiana y padeciente de cuantos sufrimientos sean posibles, pero con total conciencia de que el acto de denuncia que llevo a cabo contra mi hermana no es más que para su bien y el bien de la iglesia que está deshonrando en la comisión Pro-Templo con el cargo de presidenta que usted mismo le ha conferido.
Debo confesarle, padre, con honda tristeza, que mi pecadora hermana, desde la muerte del señor Salcedo, se dedica a la lasciva lectura de libros pornográficos que tiene de amontones abarrotados en los cajones de su cómoda. Se pasa los días encerrada en su cuarto hojeando esas páginas asquerosas de las que chorrea lujuria. Debo decirle que imagina a los pobladores aregüeños como personajes de esas noveletas compartiendo capítulos con ella. Es probable que usted mismo esté pecando en la mente de esa morbosa pecadora que es mi hermana. Imagínese, todo un ministro de la iglesia pecando en el pensamiento de esa impura.
Además debo decirle, aunque esta confesión me produce mucha vergüenza, que mi hermana ha caído en el muy puerco vicio del alcohol, y se bebe botellas y botellas de licor de anís que esconde en su cuarto, al que me niega acceso. ¡A mí que soy su única hermana!
Es sabido demasiado por todo el pueblo que la muy miserable me tiene a pan y agua desde hace siete años y que me obliga a firmar unos recibos a cambio del poco dinero que me da y con el que tengo que sobrevivir. Ni siquiera me permite ocupar a Pilar, la sirvienta, por lo que tengo que ocuparme del aseo de mi habitación, poniendo en riesgo mi salud, que por mi edad no tiene el vigor de años atrás.
Debería ver cómo se viste, la libidinosa. Parece, y perdone que lo diga, Padre, una de esas mujerzuelas que se pasean por los lupanares oliendo a caña y humeando sus cigarrillos; debe saber, padre que mi hermana también fuma, y eso no es un acto digno de una mujer decente.
Aún tengo para contarle infinidad de cosas de esta mi hermana que demasiado es pecadora, pero no quiero hartarle con estos pecados mortales que seguramente a usted lo deben estar turbando. Me despido de usted esperando que la gracia de Dios Nuestro Señor se derrame sobre Usted en abundancia y que tome pronta acción para separar a mi hermana del cargo de presidenta y colocar a una mujer más cristiana y más pura y consciente de la situación inmoral del resto de la población aregüeña y capaz de sacrificarse para salvar el alma de sus prójimos del fuego del infierno.
Humildemente,
Doña Ángela Gutiérrez
WANDERLUST: Hay que salir de la isla. Xiru ombokuru La babosa.

Te escribo esta carta para contarte todo lo que estoy sufriendo en mi estancia en Aregua y la triste vida matrimonial que llevo.
Hace unas noches, lo pesqué a Ramón visitando la pieza de la catinga de Paulina. Me asquea que después de haberse revolcado con ella tenga ganas de tocarme a mí. Creo que la estancia en el campo le está haciendo daño, se está volviendo cada vez más campesino. Ha cambiado su modo de andar y de vestir, ya no se afeita y se la pasa hablando en guaraní y riéndose con otros campesinos cuyo parecido con Ramón me aterra cada día más.
La noche anterior llegó borracho, como casi todas las noches. Entró a la pieza lanzando injurias contra ti y contra mí. Mientras te cuento esto derramo algunas lágrimas sobre la carta, pero es que anoche Ramón me pegó y armó un escándalo del que todo Aregua se ha enterado, ya que los vecinos tuvieron que acudir a salvarme porque por poco me mata.
Papá, yo pensaba que la estadía de Ramón en la tranquilidad del campo lo ayudaría a escribir la novela de la que tanto habla, pero anoche nos acusaba de culpables de su relegación literaria. Te acusa de miserable por no haberle ayudado a irse a Buenos Aires o haberle dado una casa en Asunción.
Me duele tener que concordar con él, querido padre, pero, creo que Areguá lo está animalizando y que Asunción podría devolverle los modos de hombre de ciudad que ha reemplazado por los del tosco campesino.
Te pido, querido papá, que pienses en el tormento que estoy viviendo en esta casa, lejos de mis amistades y sometida a la violencia y la infidelidad de Ramón. Espero que puedas ayudarme en la brevedad posible y ayudar a Ramón para que vuelva a civilizarse.
martes, 30 de marzo de 2010
martes, 27 de octubre de 2009
WANDERLUST: Tedio. Más tedio.
I
La puerta, el interruptor del foco, el correo, son inconclusiones. Para abarcar las distancias, para agazaparse en la voluntad y borronear cualquier esbozo de quietud, hay que salvar el tedio; pero qué es esa presión intensa, qué es aquello insoportable cuya naturaleza se nos escapa de las manos, como un agua tibia que nos moja, pero que no deja sino su huella en la piel húmeda; que no se deja atrapar; un viento siestero, de siesta naranja, pajiza.
El sopor es una habitación inhóspita de la que cuesta escaparse. Arañamos las ventanas y mordemos los cerrojos helados, pero es un gesto de desesperación, inútil. Sin embargo, en días como hoy, la impresión de que cierta dosis de violencia podría ser liberadora abruma. La puerta, el interruptor, el correo, son posibilidades; ¿bastará con un empellón de fuerza considerable contra la puerta -¿qué tan anchas son sus tablas?- para partirla en pedazos y hacer volar las astillas, y hundirse en la profundidad del afuera donde se responde a una invitación y uno se refresca con la ducha helada, se toma un tereré, mientras aguarda otra respuesta, o simplemente se decide a realizar las atrasadas labores domésticas, que dadas las circunstancias son una forma de catársis?
Por eso ese ceremonioso entregarse al control remoto provoca cada día más repulsión, a pesar de que cuesta desprenderse de él –el tabaco, el alcohol-; eso de ir alimentando la náusea es una imagen recurrente pero sumamente oportuna.
Primero la ducha, después el correo.
II
El viejo está sentado en la siesta chupando mangos. Los cabellos de la fruta se hilan entre sus dientes y la viscosidad se apodera progresivamente de los labios, de los dedos, de la cara, con capas que se van superponiendo, dando la impresión de que pronto respirar se tornará dificultoso. Entonces, evitar observarlo se hace urgente, con el convenido gusto a chipa que se esponja en la frontera entre la garganta y los dientes de juicio.
II
Apagar la luz. Que haya en ello algo de saña.
lunes, 1 de junio de 2009
WANDERLUST: Refrenamientos

Pongámoslo de esta manera: Uno no tiene la menor idea de lo que puede estar detrás del daño que le causan a uno, puede acostumbrarse a ese daño y, en determinado momento, puede llegar, incluso, a disfrutarlo; o bien, uno es consciente de que ella es perversa, un monstruo que te obliga a hacer cosas que no querrías, que no consentirías que te hicieran en otras circunstancias…; no queda otra, todo ese sufrimiento es en vistas a un bien mayor.
He aquí la tenue línea que separa al masoquista del mártir.
martes, 12 de mayo de 2009
WANDERLUST: Extrañamientos: Ignorancia
Es primordial, en estas cuestiones, establecer algunos límites -en ocasiones puede ser de vida o muerte-. Me han referido la historia de un sacerdote de origen desconocido -habría sido escandinavo por las descripciones que me ofreció el compilador del volumen-: Había venido a estas tierras con la misión de evangelizar a sus bárbaros y, víctima de su desmesurado atractivo viril y su irrepetible popularidad entre las mujeres de la aldea, decidió extirparse el género para no corromper su tan altamente evangélico propósito. Pues bien, me figuro que en ocasiones algunos límites son forzosos, como el tal.
No me bastaría argumentar dignificando mi vocación homicida: Siempre tendría la sensación de estar cometiendo suicidio, oh humano de mí. He comprobado que mi cosa ha adquirido los vicios más deleznables -ha incurrido, incluso, en el uso de cierta retórica (de tal palo tal astilla dirán los chismosos)-. Le ha dado por beber, por ser promiscuo y por dedicarse a la investigación, cuando basta mirarle la frente para comprender que carece absolutamente de vocación para esos ejercicios. Lo odio, tengo que reconocerlo. Participa de encuentros partidarios y ya integra la comisión vecinal y la comisión de padres de una escuela rural -no le conozco hijos, ¿o es que los protege de mi talón?-.
Cuando me informan que tiene el poder de la mitosis, no pude sino llorar. ¿Cómo he permitido que el tumor que me extirpé extienda su descendencia por los lugares que amo?
Soñé alguna que vez que era piloto de aviones y que la desgracia era inminente. Tiré de la palanca y salí disparado por el techo de la nave. El paracaídas se abrió y me mostró el siniestro tiñiendo de rojo ese lugar alejado de la selva. La agitación era grande y la respiración se me hacía más dificultosa, como si estuviera a punto de despertar de una pesadilla; como si yo no fuera el piloto, como si hubiese soñado que era piloto de aviones, cuando en realidad era una nave que despertaba con sus intestinos metálicos revueltos y con mi conciencia volviendo a mí, volviendo a mi cuerpo, como un piloto de aviones cuyo paracaídas ha fallado y cae desde el vacío sobre mí.
2009