sábado, 14 de mayo de 2011

Declare indepenDANCE



Ayer, por primera vez en mi vida, desfilé en el marco de las fiestas patrias. No lo habría hecho voluntariamente, pero corría el riesgo de perder mi empleo si no lo hacía; así de importantes son los desfiles para algunas personas.

Me sentí un asco. Un alumno se acercó y me dijo "profe, yo no le veo mucho sentido a esto del desfile", y yo le dije "yo no le veo ninguno", pero la verdad es que sí que tiene mucho sentido, y por eso me asusta.

El secretario del colegio donde enseño no dejaba de decirme que mi pelo seguía demasiado largo, a pesar de que me lo corté para la fecha (él y los demás profesores se habían pelado). Se acercó y me dijo "¡marche, profesor!", y yo le respondí que yo no marchaba, entonces se paró detrás mío a contar "un, dos, tres, cuatro, cuatro, un, dos, tres, cuatro, cuatro...". A los chicos no dejaban de gritarles para que se mantuvieran en las filas, y las maestras levantaban las manos al estilo reina de belleza y saludaban a ambos lados. Yo miraba al suelo.

Cuando pasamos frente al palco donde Sandra McLeod de Zacarías, su esposo Javier Zacarías, entre otras autoridades estaban sentados, tuve el original deseo de pararme en medio, sacar un altavoz y empezar a cantar "declare independence" de björk. Los demás profesores alrededor mío deberían girar frente al palco y dar saltitos, como los soldaditos del video, y la banda lisa del colegio marcaría el ritmo. Vería a Sandra Zacaríaz agitar los puños cerrados junto a su cara dando gritos, y a la supervisora local tapándole los oídos al busto del Mariscal López. Vería, a tantas maestras teniendo espasmos orgásmicos en la avenida Bernardino Caballero, y a tantas madres corriendo espantadas arrastrando a sus niños. Vería cómo Björk se acerca a lo lejos y me da un beso, y corremos hasta el puente de la Amistad donde las aguas tienen un color amarillo fosforescente.