por Damián Cabrera
Qué fecha es
hoy. Hablamos de un libro, que se nos presenta, que en la fecha es un otro
libro, y la fecha de hoy es un libro anterior, al mismo tiempo. Qué fecha.
Yo
saludo a Jorge Canese, el contemporáneo. Le saludo como un motor de dos
tiempos: admisión, compresión, explosión y escape.
Para llegar a este libro de Canese,
antes tuvimos que cruzarnos. Él tuvo que irse a Minga Guazú, a dar clases en la
Carrera de Medicina de la Universidad Nacional del Este; uno de sus alumnos me
habló de él y me regaló un libro suyo. Hace un año, coincidimos en otra ciudad,
en otra fecha. Ahora reincidimos, en Asunción.
Este año los
textos de Canese comenzaron a ocuparme. Hay algo en sus libros que parece que
se me quiere mostrar pero nunca logro ver, y eso me inquieta mucho. Me hace incomodar
sus poemas, y me hace molestarle al propio Canese; ahora inclusive, mientras
trato de decir algo sobre este libro, porque parece que cuanto más me acerco,
más me perturba, pero cómo tomar distancia.
Entonces, como
no me queda remedio, traduzco los textos de Canese. No puedo conocer eso que no
se me dice sino mediante una traducción. Y mi clave es siempre el polvo. Leo a
Jorge Canese como leo el polvo de Minga Guazú: una humareda roja y turbulenta.
El polvo incomoda, nubla la vista, sofoca, ensucia, tapona, corroe, mancha,
seca, oscurece, paraliza. Las contaminaciones, los cruces, las coexistencias
que habilita la voz kanesiana me remiten de alguna manera al espacio físico del
Alto Paraná, atravesado por voces diferentes y por territorios superpuestos, en
su frontera larga.
Y ahora Canese
nos habla de gua’u. Esta palabra, cuya raíz es la raíz de tantas voces en guaraní,
incluyendo la propia palabra guaraní.
Canese
tartamudea, nombra por todos los costados posibles, hace del artificio su
juego. De gua’u es acuerdo, es una mentira convenida; una que sostiene la
convivencia; el enmascaramiento que oculta los aspectos intolerables del otro
ante nosotros mismos, o que, por un instante, carnavalesco, muestra todo lo
intolerable y lo que no está permitido, como un juego, uno muy en serio.
En de Gua’u
Canese hiende con insistencia. Si quieren, pueden imaginarle con el bisturí,
cavando sobre las palabras. Abre tajitos en los pliegues de las palabras,
deforma su piel. Ya no se sabe si la parte rosada es el verso o el reverso. Y
es que Canese nombra por partida doble: Las palabras se suceden, a veces
sinónimas, a veces homófonas, para tratar de darle nombre a algo. Canese apela
a una ineficacia del verbo. Una palabra no basta para nombrar una zona, una
acción. Entonces lo que se me aparece en los textos no es la celebración de un
sinsentido, ni el sentido otro. Cuando Canese nombra, renombra, repite la
imagen con palabras distintas, mantiene las raíces y altera las desinencias, lo
que hace es cavar con el bisturí, amputar el sentido unívoco, provocar una
fisura en la certeza. El sentido unívoco y la polisemia se desmoronan.
De gua’u es subvertir la verdad, no es un
mero japu, un mentir típico. Hay
alguien que habla y hace oscilar lo que está a la vista. Ijapu pero añetete la he’íva:
no está puesto ante la vista algo falso. En Asunción hay una casa conocida por
todos, pero cuando se apagan las luces es una casa extraña.
Este libro es un
error consciente, está escrito con omisiones, a propósito; no es un libro que engaña,
pero juega a engañar. Y cómo nos gusta a algunos.
Yo
no me aguanto, y le pregunto a Jorge Canese qué fecha es. Él me dice que hay
una fecha de rupturas personales, de procesos personales, que le empujaron a un
lugar más cómodo, aunque eso fuera falso, aunque fuera poco, era lo que se
correspondía con el emergente ser kanesiano.
Y ahí tenés, aunque sea de gua’u, tu fecha, tu punto
de inflexión, la instancia que detonó lo que leíste después y que te ha estado
desorientando.
Este libro es un libro crítico, porque da cuenta de
una fecha crítica, un momento de fracturas y escisiones. Y el Canese que
conocés apunta a eso, a la fractura, a la des-subjetivación, al desafío de la
identidad clausurada del sujeto, empuja, estrecha, aprieta, constriñe, las
formas clausurantes de nuestra ficción.
En
De Gua’u hay claves de interpretación. Este libro de los 80, que ahora es otro
aunque sea el mismo, inscribe las primeras faltas, los primeros abusos de
Canese, lo primero idecidible.
Es ingenuo preguntarte qué quiere decir Canese. Todo
lo que él dice de pronto se vuelve esquivo. Ahora, después de preguntarte qué
es lo que quiere decir el juego, ves que quizás el juego quiera decir-se, y se
dice.
Sin embargo, lo
que queda no es una forma vacía, la palabra no se queda sola, pero se ha
capturado el instante en el que la palabra tiembla de frío, está a punto de
dejar de vibrar. Digamos que Canese
escribiera como si se tratara de una anécdota, de una crónica. A veces la
anécdota se refiere a la propia escritura, la cróncia se dilata, se diluye en
el recuento de los titubeos y tartamudeos, las indecisiones del escribidor, la
vacilación disléxica. La
voz se quiebra, porque la palabra lúbrica penetra un cuerpo donde no caben
tantas palabras, ajasuru, y el cuerpo
gime.
El cuerpo se recupera, y Canese
también. Salva la distancia que provocó gua’u
con su voz de ventrílocuo que suena fuera de los cuerpos y que se mete en los
cuerpos ajenos, como un eco, y se evoca, se nombra, se convoca. El kanesismo es
la apuesta a un nombre, pero también es la expropiación de un nombre, la
destrucción del nombre y la reducción a su cifra mínima: la letra k.
En
esta nueva edición, un texto que había sido pensado en vertical se presenta de
forma horizontal. Horizontal es la posición del sueño y horizontal también la
muerte. El polvo se mueve horizontalmente, y los paredones de polvo viajan por
doquier; a veces se posan, sólo por un tiempo, hasta que el viento vuelva a
desalojarlos. De arriba abajo, movés la cabeza para asentir, porque es verdad.
Porque es de gua’u, ahora leés
negando, no sea que el ángel de la muerte piense que el cuento es cierto. Nuestro
rito de prevención de engaños.
31
de agosto de 2013
Libroferia de Asunción, Paraguay
1 comentario:
Gostaria que desse uma olhada em um texto que publiquei recentemente. Ele pode ser acessado em:
http://www.cadernosdeletras.uff.br/images/stories/edicoes/45/diversa1.pdf
Forte abraço,
Anselmo Peres Alós
anselmoperesalos@gmail.com
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