lunes, 13 de julio de 2009

CRÓNICAS BIZANTINAS: Encuentro I

Se encontraron en el Museo del Barro. Llovía. El museo estaba cerrado. Las calles eran un río caudaloso e infranqueable; las salvaron saltando entre escombros. Era casi un alivio haberlo encontrado, así que el abrazo fue casi el de un desconsolado. Caminaron, buscando un lugar, para ellos, inexistente (para mí). Así que no lloraron, pero él quería haber llorado, es decir, yo.

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