Anoche soñé con el Jeti. No sé por qué soñé con la nieve y mi cuerpo deslizándose en la nieve y el Jeti que me aguardaba allá abajo junto a un pequeño barranco; me acerqué con una sonrisa, pero la sonrisa se me borró cuando escuché su grito rocoso. Abrí los ojos, despierto, pero los gritos seguían, canto de gallo distorsionado al amanecer.