jueves, 17 de diciembre de 2009

Camuflaje

Ay, que los perros nos pillen en el depósito, para eso hay que celebrar abajo. Pero con los ojos entornados por las dudas. No al mediodía ni peinados de costado. Pero yo ya no quiero que me entierres porque mejor es subirnos al techo o colgarnos de las ramas, mejor descalzos.

Ay, que los perros nos pillen en el depósito, para eso hay que celebrar agazapados, pero con los ojos entornados por las dudas. No al mediodía ni en el patio del fondo. Pero ya no quiero que me entierres tus uñas, mejor subirnos al techo o dejar que las patas nos cuelguen de las ramas; cómo que no si vamos descalzos.

De noche pasa la jauría, y nuestra desnudez es buena. No es modesta, se comprende.

Los gatos también volamos, somos jóvenes, es lo que pasa.

Traducen nuestros maullidos con presteza, esperando la ocasión en que la pelusa se pose sobre nuestras narices para tragarnos de una.

-¡Tienen los pelos erizados! ¡Tienen los pelos erizados!
-¡Se están arañando!

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